DYING LIGHT

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JugadorHorasPlataformaFinalNota
Miguel60XBOXfeb-2585
NotaMedia 85

Análisis

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PARKOUR: EL MEJOR ARMA CONTRA LOS ZOMBIES



Sinopsis

Dying Light, desarrollado por Techland, es un juego de acción y supervivencia en primera persona que combina exploración en mundo abierto con mecánicas de parkour y combate brutal contra hordas de infectados. Ambientado en la ciudad de Harran, una zona de cuarentena plagada de zombis, el jugador asume el papel de Kyle Crane, un agente encubierto enviado a infiltrarse en la comunidad de supervivientes y recuperar información clave. Lo que comienza como una simple misión de espionaje se convierte rápidamente en una lucha desesperada por la supervivencia.



Jugabilidad: El parkour como salvavidas

Uno de los mayores aciertos de Dying Light es su sistema de movimiento, que hace del parkour una herramienta indispensable para la supervivencia. Saltar entre tejados, escalar estructuras y deslizarse por espacios estrechos no solo es divertido, sino que también resulta esencial para escapar de los infectados más agresivos. Sin este sistema de movilidad, la exploración del mundo abierto se sentiría tediosa y la experiencia perdería gran parte de su atractivo. El control del personaje es fluido y la sensación de velocidad al moverte por la ciudad es uno de los aspectos más satisfactorios del juego.



Combate: Variedad y brutalidad

El combate en Dying Light está diseñado para ser crudo y visceral. A diferencia de otros títulos de zombis en los que las armas de fuego son el foco, aquí las armas cuerpo a cuerpo son protagonistas. Desde tuberías oxidadas hasta machetes electrificados, el juego ofrece una amplia variedad de herramientas para acabar con los enemigos. Además, la posibilidad de modificar las armas con mejoras como fuego, electricidad o veneno aporta un extra de profundidad y personalización.

Si bien el combate es satisfactorio, en ocasiones puede sentirse un tanto repetitivo, especialmente cuando te enfrentas a los mismos tipos de enemigos una y otra vez. No obstante, la inclusión de infectados especiales y la necesidad de administrar la resistencia de tu personaje en cada golpe añaden una capa de estrategia que evita que la acción se vuelva monótona.



Historia: Entretenida, pero sin grandes sorpresas

La narrativa de Dying Light es sólida, aunque no revolucionaria. La trama principal sigue un desarrollo predecible con giros que, si bien funcionan, no logran destacar demasiado dentro del género. Sin embargo, la historia cumple con su propósito de mantener el interés del jugador, especialmente gracias a algunos personajes secundarios bien construidos y misiones que ofrecen un trasfondo interesante sobre el mundo de Harran. Aunque no es el punto fuerte del juego, sí logra generar la motivación suficiente para seguir avanzando.



Mundo abierto: Entre la libertad y la repetición

Harran es un mundo detallado y lleno de vida (o de muertos, en este caso). La ciudad tiene una verticalidad muy bien aprovechada gracias al parkour, lo que permite un enfoque distinto en la exploración. Sin embargo, un aspecto que puede resultar frustrante es la falta de un sistema de viaje rápido entre las bases seguras. Esto obliga al jugador a recorrer una y otra vez las mismas zonas para completar misiones, lo que puede volverse pesado en las etapas más avanzadas del juego.



Atmósfera y terror: La tensión está, pero el miedo no

Aunque Dying Light tiene una ambientación oscura y opresiva, el juego no llega a dar verdadero miedo. La sensación de peligro es constante, especialmente de noche cuando los infectados más agresivos salen a cazar, pero en ningún momento llega a ser un survival horror puro. Esto puede ser un punto positivo para quienes buscan una experiencia de acción sin el estrés de un juego de terror, pero una pequeña decepción para aquellos que esperaban una mayor carga de horror psicológico.



Gráficos y sonido: Un mundo creíble y bien construido

Visualmente, Dying Light sigue viéndose sólido incluso años después de su lanzamiento. Los modelos de los zombis son detallados, las animaciones de parkour están bien logradas y la iluminación, especialmente de noche, aporta un toque de realismo que mejora la inmersión. A nivel sonoro, los gruñidos de los infectados y la música ambiental ayudan a mantener la tensión en todo momento, haciendo que el jugador siempre esté alerta a su entorno.



Resumiendo

Dying Light es un título de acción y supervivencia que brilla gracias a su sistema de parkour, su combate brutal y su mundo abierto bien construido. Sin embargo, algunos aspectos como la falta de viaje rápido, la historia predecible y la ausencia de un verdadero componente de terror pueden restarle puntos. A pesar de esto, sigue siendo una experiencia altamente recomendable para los amantes del género, ofreciendo horas de exploración, combates intensos y momentos de tensión bien logrados.

Si eres de los que disfrutan recorriendo una ciudad infestada de zombis mientras encadenas saltos imposibles y desmembras enemigos con armas modificadas, este es tu juego. Pero si esperabas una experiencia más centrada en el terror puro o en una narrativa profunda, quizás se quede un poco corto.



Nota: 85/100

Analizado por: Miguel

Plataforma: Xbox Series X


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